por Ramón Dandrade
Definitivamente la vida es un eterno aprendizaje, solo que para que podamos descubrir esta gran verdad en nuestras existencias tenemos que hacer el esfuerzo consciente de estar buscando continuamente las lecciones que, aunque siempre van a estar presentes a veces se esconden como tesoros en medio de las situaciones que nos acontecen día a día.
Uno de los aprendizajes más útiles que vamos a poder alcanzar en nuestra vida es estar más pendiente de lo que nos sucede, proviene de un valor fundamental cuando queremos obtener resultados que realmente valgan la pena: El valor de la perseverancia.
La Real Academia define al verbo perseverar así:
Perseverar
1. intr. Mantenerse constante en la prosecución de lo comenzado, en una actitud o en una opinión.
2. Intr. Durar permanentemente o por un largo tiempo.
En un mundo como el que vivimos hoy en día, rodeados de varias circunstancias negativas, conflictos terribles, enormes injusticias y maldades por doquier, y si pretendemos hacer las cosas bien, lo que primero debiéramos hacer es reconocer que no resulta fácil que nos mantengamos fieles a nuestros principios y convicciones para ese objetivo de hacer las cosas bien. No solo eso, sino que el camino “fácil” de transitar es el de dejarse llevar por la corriente y, o no prestar atención a los que nos rodea y seguir adelante como si nada pasara, o unirse a la gente que no quiere hacer las cosas bien, que solo busca el propio provecho a costa de lo que sea y lo que quiere en el fondo es vivir una vida egoísta sin importante lo que ocurra con el resto de sus semejantes.
Pero cuando las situaciones a nuestro derredor no marchan bien es cuando precisamente y más que nunca deberíamos acudir al valor de la perseverancia, y mantenernos constante en la prosecución de lo comenzado, es decir, si hemos comenzado un recorrido en la vida a partir de una decisión consciente de hacer las cosas lo mejor que podamos lo que implica entre otros asuntos es ser honestos en nuestras relaciones con los demás, respetar el derecho de cada quien a pensar de una manera diferente a la nuestra. En resumen tratar a los demás como quisiéramos que ello nos trataran a nosotros, entonces vamos a tener que aprender a perseverar en nuestros adjetivos para poder alcanzar las metas que nos hayamos propuesto.
La mayoría de las pruebas y tribulaciones por la que pasamos los seres humanos no terminan de inmediato; a veces duran mucho tiempo. Al encontrarse en una situación así, es posible que uno se sienta muy disminuido ante el tamaño de la adversidad. En esos momentos (o inclusive antes de que se presenten las circunstancias desfavorables) es muy importante el hecho de fijarnos metas positivas hacia las cuales apuntar nuestros esfuerzos, y perseverar en su consecución, o sea, durar permanentemente o por largo tiempo en el objetivo de alcanzar dichas metas.
Por otro lado es importante resaltar la diferencia entre la perseverancia y la terquedad u obstinación; mientras que la perseverancia proviene de una voluntad férrea, firme, usualmente serena y que muchas veces apunta al bien no solo de uno mismo sino de otras personas, por otra parte la terquedad normalmente se origina en querer uno hacer algo a como dé lugar y porque si, generalmente para beneficio propio y a pesar de que en varias oportunidades incluso existan señales claras de que lo que quiero hacer no esta dando buen resultado. Es fundamental reconocer esta diferencia para escoger bien, es decir optar por la perseverancia en lugar de la terquedad, y encaminarnos así por una senda fructífera y beneficiosa para nuestras vidas y las de los demás.
Es muy común que a lo largo de la existencia haya momentos en los que nos encontremos llenos de dificultades, desalientos y circunstancias que no se puedan cambiar fácilmente. En esos instantes podemos asumir tres tipos de actitudes:

1.- Rendirse y abandonar, 2.- Unirnos al grupo de personas que solo piensan en su propio bienestar, 3.- Unirnos al grupo de personas que queremos luchar por un mundo mejor para todos, hasta para los que piensan de manera egoísta.
Les invito a unirnos al grupo 3., para lo cual no nos olvidemos de que en una tormenta por muy larga que sea, el sol permanece oculto por las nubes y en algún momento volverá a salir. Y que vale la pena aferrarse, vale la pena luchar alineándolos con los valores como estilo de vida, especialmente cuando los objetivos que nos planteamos involucran no solo el bienestar propio sino también de otras personas.
La tarea se presenta difícil, pero mientras perseveremos, venceremos. Descubriremos el gozo que precede de superar obstáculos. Tengámos presente, y recordemos que ningún esfuerzo se pierde en la consecución de un objetivo hermoso.
Ramón Dandrade: Graduado Prof. Educación Física Escolar, Escuela Nacional Educación Física Escolar ENEFE. Prom. 1971-73.Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, mención Contabilidad, Eugenio Maria de Hostos Community College. Bronx, New York.Miembro Prominente de la Iglesia Presbisteriana Fort George New York, Ansiano Gobernante
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