BARAHONA RESIDENCIA OFICIAL DEL PODER EJECUTIVO EN 1913

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Lic. Virgilio Gautreaux Piñeiro

Por: VirgilioGautreaux P.

Introducción:
En el período 1899-1913 la República Dominicana se vio envuelta en una vorágine política, militar, de guerra, montería, intervención extranjera en nuestros asuntos internos y amenaza de ocupación militar. En este lapso de tiempo, también son asesinados dos presidentes. En los 14 años que transcurren desde el ajusticiamiento del Dictador  Ulises Heureaux  en Julio de 1899, hasta  Abril de 1913, la nación tuvo 11 mandatarios, además de que en dos ocasiones el Poder Ejecutivo fue desempeñado por el Consejo de Ministros.
La abultada deuda externa que dejó al país el continuismo de Heureaux, se convirtió en una pesada carga para los diferentes gobiernos que tuvimos en esos años. Era frecuente  la presencia frente a la ciudad capital de naves de guerra norteamericanas cada vez que consideraban que sus intereses financieros y estratégicos estaban en situación de riesgo. También en una ocasión barcos de guerra franceses se presentaron en la costa capitalina reclamando el pago de bonos dominicanos adquiridos por ciudadanos de esa nación. Dos convenciones o acuerdos financieros altamente lesivos contra el país, fueron impuestas por Estados Unidos, que pasó a controlar nuestras finanzas.
Las muertes violentas de los Presidentes Heureaux y Ramón Cáceres, catapultaron las aspiraciones de los caudillos nacionales, así como las apetencias de los jerarcas regionales y provinciales. Por todo el país se peleaba por motivaciones políticas, ambiciones personales y por la manipulación de las arcas nacionales. Las proclamas golpistas,  la toma de las armas, el caos generalizado y la ingobernabilidad, eran las materias primas favoritas de los “señores de la guerra”dominicanos.
Mientras nuestra dirigencia política practicaba su “deporte favorito”,negras sombras se cernían sobre la soberanía nacional. No sólo los buques norteamericanos ingresaban abusivamente a nuestras costas, sino que de manera compulsiva sus tropas desembarcaban en suelo patrio para dejar instalados sus recaudadores aduaneros. También tronaban amenazantes los funcionarios consulares de Francia, Holanda, Inglaterra y Bélgica, reclamando seguridades a los ciudadanos de sus países que habían adquirido bonos dominicanos. Los haitianos, también se aprovechaban de la anarquía reinante, para ocupar territorios en la zona fronteriza.
Sin embargo, era Estados Unidos con su intervención en los asuntos internos dominicanos, la principal amenaza a lo poco que aún quedaba de la soberanía nacional. Con el control financiero y su peso político,  era EUA quien dictaba-acorde a sus intereses-el curso de los acontecimientos del país. La inestabilidad reinante y el monopolio del control de los flujos financieros, eran armas poderosas en manos de los estrategas estadounidenses. A la  postre,los manejos norteamericanos de la situación imperante, culminaron con la ocupación militar de la República Dominicana en 1916.
El ascenso al poder del Arzobispo Nouel
Los meses previos a ocupar la primera magistratura de la nación el  Monseñor Nouel, se caracterizaron por la violencia generalizada y la lucha fraticida en todo el país. El gobierno del Presidente Eladio Victoria sostenido militarmente por su sobrino y Jefe del Ejército,  el General Alfredo Victoria, enfrentaba en 1912 una insurrección general en todo el país. La lucha  se traducía por una significativa mortandad en ambos bandos. Las huestes contrarias a “los Victoria”, estaban encabezadas por Horacio Vásquez, Federico Velázquez, Juan Isidro Jiménez, Desiderio Arias y algunos generales sureños, entre otros. Es decir, los principales caudillos del momento.
A pesar de la aplastante mayoría opositora contra “los Victoria”, el gobierno norteamericano seguía apoyando este impopular dueto, logística y financieramente, hasta que la situación se tornó insostenible. Se inician las conversaciones bajo la presión yanqui de invadir el país si no se arribaba a un consenso. Eladio Victoria presenta su renuncia el 26 de Noviembre de 1912 y sale con su sobrino fuera del país.
Al no ponerse de acuerdo los caudillos en quién de ellos debía ocupar la presidencia, deciden seleccionar el 30 de Noviembre del citado año al Monseñor Nouel para desempeñar esta función, la cual asume el 1ro de Diciembre del 1912,  cargo en cual debía permanecer dos años.
El prelado es un mandatario que surge de un forzado consenso, cuya base son las fuertes diferencias entre caudillos. Nouel no dispone de un partido, de fuerzas militares leales y su autonomía es muy precaria, a partir de su extrema dependencia de la intromisión militar y financiera  norteamericana. Su gobierno se desenvuelve en un verdadero “valle de pasiones”, donde los principales Caciques se involucran en una verdadera guerrilla burocrática, reclamando partes del pastel gubernamental basados en la supuesta jerarquía de cada uno de los “bloques de poder”.

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Monseñor Nouel Arzobispo de Santo Domingo y Presidente de la Rep. Dominicana.

Fuera del ámbito eclesiástico-caracterizado por la disciplina y obediencia religiosa-Nouel se ve sometido durante los 120 días que duró su gobierno a fuertes tensiones. Sin un poder real que le respalde, es presionado para en unos casos nombrar personas favoritas de determinado caudillo o reemplazar  desafectas a otro Cacique. Tratando de “repartir los panes y los peces” equitativamente, el Presidente no satisface a nadie y disgusta a todos. A sólo dos semanas de asumir al poder, hastiado por las incomprensiones, tramita su renuncia al Congreso Nacional, siendo persuadido de continuar en  el cargo por el Presidente de los Estados Unidos,  WilliamTaft.
En apreciación de SummerWelles,  el Monseñor Nouel: “no poseía el espíritu marcial que le hizo posible a Meriño gobernar con manos de hierro durante los años que estuvo en el poder”. Comprendiendo estas debilidades Desiderio Arias le somete un largo pliego de nombramientos en el gabinete, una mayor cuota de poder, así como la entrega de dinero en efectivo para distribuirla entre sus tropas. De manera irreverente Arias ingresa a la capital con su soldadesca y ocupa las instalaciones del Arzobispado. Nouel cede a estas presiones del cacique liniero y de inmediato Horacio Vásquez y otros caudillos reaccionan.
Otros líderes cívico-militares también manifiestan su desacuerdo con los favores en beneficio de Arias, advirtiendo de forma áspera que no tolerarán favoritismos del gobierno basado en fuerza, que además rompían el precario equilibrio político existente. La situación era muy tensa.
Fuertemente hostigado por todos los flancos, el Presidente Nouel, alegando problemas de salud, promulga el  Decreto  No 5203 de fecha 26 de Febrero de 1913, cuyo texto dice:

Dr. ADOLFO A. NOUEL

Presidente Interino de la República

Considerando: Que la salud quebrantada del Presidente de la República le obliga, por prescripción facultativa, a pasar a la ciudad de Barahona en donde permanecerá durante algún tiempo;
Visto el art. 53, atribución 19, de la Constitución,

DECRETA

Cambiar la residencia oficial del Poder Ejecutivo a la ciudad de Barahona.
Dado en Santo Domingo, capital de la República, a los 26 días del mes de Febrero de 1913; año 70 de la Independencia y 50 de la Restauración.
(Ver Gaceta Oficial No. 2382 del 15 de Marzo de 1913).
Matías Ramírez Suero en su obra “Fundación de Barahona”,  señala que Nouel nombra  al empresario Jaime Mota Ministro de Agricultura y al General Braudilio Féliz, como Gobernador de esta provincia. Ramírez destaca que el Presidente se aloja en la casa curial y algunos Ministros que le acompañan, se instalan en dos viviendas del Sr Mota.
Obviamente para Barahona la decisión del Presidente Nouel fue beneficiosa, puesto que la  estadía de un mandatario en el lugar, significó la presencia de funcionarios gubernamentales,  personal auxiliar y contingentes militares. También se incrementó el arribo de navíos al puerto, debido a que no eran buenos los caminos entre la ciudad capital y Barahona. De igual modo, aunque por relativamente poco tiempo, este personal foráneo se alojó alquilando viviendas y habitaciones, demandaba alimentos y otros servicios, lo cual alentó económicamente la demarcación durante esos días.  La llegada de legisladores, empresarios y cabilderos, fue bastante activa.

OFICINA PRESIDENCIAL DEL ARZOBISPO NOUEL

 
La designación de residencia temporal presidencial, puso la atención del país en nuestra ciudad, lo que sirvió de promoción a la demarcación. De seguro, el Presidente Nouel en sus escasos momentos de sosiego, se paseó por la playa Punta Inglesa, refrescó sus pies en el Río Birán, comió pescado con coco, mangú, tilapias de Cabral, toronjas de Paraíso y saboreó también el rico café “made in Barahona”.
El Mandatario estableció su oficina presidencial en el Palacio de Gobernación de la ciudad, desde la cual firmó varios Decretos y Leyes.
A pesar de las continuas concesiones a los caudillos, las presiones de los diferentes bandos se incrementaban. Nouel en un intento de bajar las tensiones, lanza la iniciativa de convocar elecciones, idea que no es compartida por los intolerantes norteamericanos, encabezados por el Presidente Taft y su Secretario de Estado.
Ante la incomprensión y la falta de consenso entre los Caciques rivales y la inflexibilidad de los interventores yanquis, El Arzobispo Nouel presenta el 28 de Marzo de 1913 su renuncia irrevocable desde Barahona y se embarca a Europa en compañía de su amigo el padre Miguel Fuertes, párroco local. El Congreso Nacional aprueba la dimisión el 31 de Marzo y designa en su lugar al Senador José Bordas Valdéz.
 
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Colofón
A cien años exactos de aquellos acontecimientos, podemos apreciar cuales son las consecuencias negativas de las pasiones desbordadas por la ambición de poder, la corrupción rampante y la debilidad de las instituciones. Esa caótica situación, sirvió de pretexto para unir el cerco político-financiero norteamericano, con el militar en 1916.  Aunque las tropas yanquis dejaron el país en 1924, su control sobre las finanzas dominicanas se mantuvo por varios años más.
En los 8 años de ocupación militar (1916-1924) los inversionistas estadounidenses aprovechando “facilidades especiales” que les otorgaba la jerarquía militar interventora, se apropiaron de vastas extensiones de tierra en todo el país, fortalecieron sus monopolios azucareros y cambiaron para siempre los flujos de comercio internacional de la República Dominicana.
En Barahona durante este período se instaló un central azucarero, el cual disfrutó del fuerte apoyo castrense foráneo, para controlar-expropiar terrenos del valle de Neyba y monopolizar en su beneficio, las aguas del río Yaque del Sur. Los interventores también realizaban labores de  cabildeo y presiones a favor de los dueños del ingenio,  contra las autoridades municipales barahoneras y los campesinos que protestaban contra el despojo de sus tierras.
Fuentes:
Frank Moya Pons-Manual de Historia Dominicana-9na Edición, 1992-Págs 457 a 461.
Franklin Franco Pichardo-Historia del Pueblo Dominicano-8va Edición, 2009-Pags 399 a 401.
Summer Welles-La Viña de Naboth-Sexta Edición, 1987-Tomo II,  Págs 163 a 172.
Matías Ramírez Suero-Fundación de Barahona-1ra Edición, 1983-Págs 234 a 236
José A. Robert-La evolución histórica de Barahona-Segunda Edición,  2007-Págs 207 a 209.
Oscar López Reyes-Historia del Desarrollo de Barahona-2da Edición. Págs 111 a 118.
Colección de Leyes Decretos y Resoluciones-Año 2013, Págs 44-45.
 

Reseña biográfica del Moseñor Nouel

 

MONSEÑOR ADOLFO ALEJANDRO NOUEL Y BOBADILLA, ARZOBISPO DE SANTO DOMINGO, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DOMINICANA Y CABALLERO DE LA ORDEN MILITAR Y HOSPITALARIA DE SAN LÁZARO DE JERUSALÉN.

Hoy hemos querido subir a este blog, un magnífico artículo de la autoria del Presidente de la Diputación de esta Casa Troncal, el Dr. D.Francisco Manuel de las Heras y Borrero, publicado originariamente en el número 25 de la revista “Atavis et Armis”, organo de comunicación del Gran Priorato de España de la Orden de San Lázaro, por estar completamente seguros de que interesará a todos nuestros lectores y amigos.

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Armas del Dr. D. Francisco Manuel de las Heras y Borrero, Presidente de la Diputación  de esta Casa Troncal.

 
Adolfo Alejandro Nouel y Bobadilla fue una distinguida personalidad de la República Dominicana que destacó en el ámbito religioso, donde llegó a ostentar las más altas dignidades, incluido el arzobispado de Santo Domingo. Benedicto XV le otorgó el título nobiliario de Conde y Asistente al Solio Pontificio, y el Congreso de Diputados de la República Dominicana lo nombró Presidente de la República en unas circunstancias harto difíciles. Pero lo que ahora nos gustaría destacar es su condición de Caballero Gran Cruz de la Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén, como vamos a tener ocasión seguidamente de apreciar, circunstancia ésta poco conocida.
 
El futuro arzobispo nace un 12 de diciembre de 1862 en la Ciudad Primada de América, siendo el cuarto de los diez hijos que el político y sacerdote Carlos Rafael Nouel Pierret tuvo con Clemencia Antonia Bobadilla Desnier D’Olbreuse, hija del también relevante político Tomás Bobadilla y Briones.
Carlos Rafael, cuya familia de origen francés había llegado a Santo Domingo a finales del Siglo XVIII, pronto ingresó en la masonería siguiendo la tradición familiar. Llegó a ostentar el grado 32 con el título de Caballero del Real Secreto. Fue además Venerable Maestro en los años de 1873 y 1874 de la Respetable Logia Fe No. 7 y Secretario General del Gran Oriente Nacional (1).
El padre de Monseñor Nouel, tras desempeñar importantes cargos públicos, entre ellos Ministro de Justicia e Instrucción Pública siendo Presidente Ignacio María González, enviudó en 1876 y pronto abraza la vida religiosa, siendo ordenado presbítero en 1884. Se dio la curiosa circunstancia de que ambos (padre e hijo) coincidieron ejerciendo cargos pastorales en la misma ciudad, el padre como párroco de la Catedral y el hijo como arzobispo.
Tras sus primeros estudios en Santo Domingo, en 1875, con apenas 12 años, viaja a Roma para estudiar en el Pontificio Colegio Pío Latino y la Universidad Gregoriana, donde se preparaban los candidatos al episcopado. Allí estaría hasta 1885, obteniendo el doctorado en Filosofía y las licenciaturas en Teología y Derecho Canónico. A su regreso de Roma, el Arzobispo Fernando A. de Meriño le ordenó sacerdote el 19 de diciembre de 1885.
Además de vicerrector del Seminario (1886-1888, 1890-1891), ejercería como cura de San Juan de la Maguana (1888-1890) y de La Vega (1891-1904), donde también sería en dos oportunidades Presidente del Ayuntamiento (1898-1899, 1902-1903), y Diputado por aquella demarcación en el fracasado Congreso Constituyente de 1903.
A propuesta del Arzobispo Fernando A. de Meriño, el 8 de octubre de 1904 Su Santidad el Papa San Pío X le designó Arzobispo titular de Metymna y Coadjutor de Santo Domingo con derecho a sucesión, recibiendo el 16 de octubre del mismo año la consagración episcopal de manos del Cardenal Rafael Merry del Val.
A la muerte de Monseñor Meriño en agosto de 1906, asume el gobierno de la archidiócesis, responsabilidad a la que acumularía la Presidencia provisional de la República (1912-1913), y el ejercicio del cargo de Delegado Apostólico en Cuba y Puerto Rico (1913-1915).

 
Estos primeros años del siglo XX fueron muy agitados en República Dominicana, desangrándose la ciudadanía entre los seguidores de los caudillos jimenistas y horacistas. En medio de continuos desórdenes y revueltas, el gobierno de los Estados Unidos, que había logrado en 1907 el derecho de intervenir las aduanas para garantizar el pago de la deuda externa, presionó hasta obtener el 26 de noviembre de 1912 la renuncia del Presidente Alfredo Victoria. Cuatro días después, el 1 de diciembre, el Congreso Nacional eligió a Monseñor Adolfo Alejandro Nouel y Bobadilla como Presidente Provisional con el mandato específico de organizar unas elecciones libres antes de un año. Pese a sus eminentes dotes negociadoras, Monseñor Nouel, viéndose incapaz de poner fin al desorden que reinaba, presenta su renuncia el 13 de abril de 1913, tras cuatro meses y trece días de efímera presidencia. Cansado y dolido por la falta de apoyos, declaraba en su carta de dimisión: “Convengo en que por la Patria debemos sacrificarlo todo, pero ni ella ni nadie puede exigirnos el sacrificio de nuestra dignidad y de nuestra conciencia” (2) .
El país quedaría durante 15 días sin que se ocupase la más alta magistratura de la nación, debido a las fuertes divisiones políticas. Finalmente, fue elegido un independiente, el senador José Bordas Valdez, quien tampoco fue capaz de controlar la situación de crisis que se vivía, propiciando, tras otros efímeros cuatro gobiernos, que en 1916, tal como había vaticinado Monseñor Nouel, se produjera la ocupación militar norteamericana que habría de durar hasta 1924. El 3 de julio de 1916, escasas semanas antes de la ocupación, Monseñor Nouel había hecho pública una declaración oficial en la que justificaba su negativa a aceptar la propuesta efectuada desde el Congreso y el Senado para que asumiera, de nuevo, la presidencia del país (3).
Durante su etapa presidencial, Monseñor Nouel se destacó por su aprecio a España, a quien quiso distinguirla con un simbólico regalo, cargado de honda significación histórica, el cual fue entregado cuando ya había concluido su breve mandato.
Alojado en el exclusivo Hotel Palace de Madrid, el Enviado Especial y Ministro Plenipotenciario del Gobierno Dominicano, Julio M. Cestero, informaba, el 15 de mayo de 1915, al Secretario de Estado de Relaciones Exteriores, que había presentado “por intermedio de la mayordomía de Palacio a S.M. el Rey Don Alfonso XIII la caja de caoba, hecha con madera de la puerta mayor de la Iglesia de San Nicolás, y los azulejos y clavos de la misma procedencia, en cumplimiento de lo dispuesto por S.S. Ilma. Monseñor Adolfo A. Nouel, Arzobispo de la Primada, cuando ejerció interinamente la Presidencia”. La Iglesia de San Nicolás, en aquella época en ruinas, había sido edificada bajo los auspicios del Comendador Ovando, en la Ciudad de Santo Domingo, entre 1504 a 1508.
El regalo de Monseñor Nouel era una “expresión de los vínculos históricos y de los sentimientos que unen a la antigua Española con la Nación Progenitora”, según consta en el oficio que acompañaba al obsequio.
El Rey Alfonso XIII, enseguida, hizo saber a Monseñor Nouel y al Gobierno Dominicano “cuanto aprecia su delicado y artístico regalo, expresión patente de los vínculos históricos y de los afectuosos lazos de sincero sentimiento que unen a las dos naciones” (comunicación de Cestero de 15 de mayo de 1915 al Secretario de Estado de Relaciones Exteriores)(4) .
Tras 25 años de gobierno, Monseñor Nouel renuncia al arzobispado, mediante carta dirigida al Papa Pio XI, e1 19 de marzo de 1931, dimisión que se hizo realmente efectiva sólo en 1935 con el nombramiento de un nuevo arzobispo, Monseñor Ricardo Pittini Piussi (11 de octubre de 1935 – 10 de diciembre de 1961).

 Días antes de presentar su renuncia, el 12 de marzo, había enviado una carta de felicitación al Presidente de la República, Rafael Leónidas Trujillo, en agradecimiento por la ley que dotaba de personalidad jurídica a la Iglesia Católica. En esa misma fecha, remitía una carta al Secretario de Estado, Cardenal Eugenio Pacelli, futuro Papa Pio XII, en la que solicitaba una condecoración (Cruz Pro Ecclesia et Pontífice, o alguna otra )(5) para Trujillo, así como para Mario Fermín Cabral, Presidente del Senado, Miguel Ángel Roca, Presidente de la Cámara de Diputados, Ramón O. Lovatón, Procurador General de la República, y Arturo Pellerano Sarda, Director del Listín Diario. La Santa Sede otorgó a Trujillo la Gran Cruz de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, que le sería impuesta el 16 de agosto de 1931 en la Catedral Primada de América por el propio Monseñor Nouel. El Vaticano, asombrosamente generoso, concedería al Presidente Trujillo pocos años más tarde, 8 de octubre de 1936, una nueva condecoración, la Orden de San Gregorio Magno(6) .

 
 
Monseñor Nouel, en su carta dirigida a Pío XI, justificaba su renuncia al arzobispado a causa del dilatado periodo que llevaba al frente de la iglesia dominicana, el peso de los años y su delicado estado de salud. “Tan sólo pido humildemente –decía- que tengáis en cuenta mi reconocido estado de pobreza para que se me conceda una conveniente dotación que asegure mi congrua sustentación durante el corto tiempo de vida que el Señor quiera concederme todavía sobre la tierra”(7) . Y esto lo decía quien había sido Presidente de la República y podía prevalerse de las más apreciadas distinciones.
 

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Venera de la Orden Constantiniana, Perteneciente a Monseñor Nouel.

 

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Gran Cruz de la Cruz Roja Española.

 
En efecto, a lo largo de su dilatada vida, Adolfo Alejandro Nouel y Bobadilla recibiría numerosas distinciones honoríficas, destacando las de Conde Romano y Asistente al Solio Pontificio, nombramientos efectuados en 1914 por el Papa Benedicto XV. Estaba, además, en posesión, entre otras, de las siguientes condecoraciones: Gran Cruz de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, Gran Cruz de la Orden de San Lázaro de Jerusalén, Comendador de la Orden de Juan Pablo Duarte, Comendador de la Corona de Italia, Oficial de la Legión de Honor, Pastor de la Arcadia de Roma, y Gran Placa de la Cruz Roja Española.
El 16 de enero de 1922, el Cabildo de Santo Domingo le confirió el título de “Hijo Preclaro de la Ciudad de Santo Domingo de Guzmán” y dio el nombre de Arzobispo Nouel a la antigua calle Santo Tomás. Por su parte, el Congreso Nacional, el 29 de abril de 1936, dio el nombre de “Monseñor Nouel” a la villa de Bonao, y el 3 de agosto de 1982 la misma institución creaba la octava provincia nacional con el nombre de “Monseñor Nouel”(8) .

 
Pero de todas estas distinciones queremos detenernos y resaltar de una forma especial, como avanzábamos al inicio de este artículo, su pertenencia a la Orden de San Lázaro de Jerusalén, lo que evidencia la importancia y legitimidad que le otorgaba a dicha orden, al recibir gustosamente sus insignias, quien había ostentado la Presidencia de la República de un país soberano y ejercido el gobierno eclesiástico de la Ciudad Primada de América. La Orden de San Lázaro estaba bien viva e implantada en las más cultivadas élites de la sociedad. El ejemplo de Monseñor Nouel no es el único, es uno más de entre las numerosas personalidades que en el primer tercio del siglo XX engrosarían las filas de la Orden del Hospital.

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Monseñor Nouel luciendo algunas de sus condecoraciones.

 
Podemos preguntarnos cómo una orden de “corte” europeo pudo llegar hasta un apartado rincón del Caribe, si no fuera por el prestigio que dimanaba y las importantes personalidades que la integraban.
Nosotros estamos convencidos que el nombramiento de Caballero Gran Cruz de la Orden de San Lázaro de Jerusalén lo obtuvo Monseñor Nouel una vez que Don Francisco de Borbón y de la Torre, Duque de Sevilla, asumiera la dirección de la Orden con el titulo de Lugarteniente General, a partir de 1930(9) . Y para realizar esta afirmación nos basamos en las fotografías de Monseñor Nouel, realizadas antes de 1930, en las que aún no figura ostentando la Cruz Verde del Hospital y sí, en cambio, las condecoraciones otorgadas hasta entonces.
Gracias a nuestro querido amigo el Ingeniero Luís José Prieto Nouel, Presidente de la Academia Dominicana de Genealogía y Heráldica, Vice Canciller del Capítulo de Santo Domingo de la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria y descendiente por línea colateral del Arzobispo dominicano, hemos tenido acceso a una documentación privilegiada y a las ilustraciones de todas las condecoraciones de Monseñor Nouel, entre las que figura la Gran Cruz de la Orden de San Lázaro.
 

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En la esquela mortuoria de Monseñor Nouel consta expresamente su condeción de Gran Cruz de la Orden de San Lázaro de Jerusalén.

 
A mayor abundamiento, en las esquelas mortuorias que se publicaron a la muerte del Arzobispo, figura clara y debidamente reseñada dicha distinción.
Monseñor Nouel, seguramente, fue propuesto para su ingreso en la Orden de San Lázaro por el Cardenal de Nueva York, y Prelado Doméstico de Su Santidad el Papa, Su Eminencia Reverendísima Patrick Joseph Hayes (20 de noviembre de 1867 – 4 de septiembre de 1938), quien pertenecía a la Orden desde 1919, desempeñando en ella un papel muy dinámico. Monseñor Hayes también pertenecía a los Caballeros de Colón, asociación de élite de origen norteamericano, caracterizada por su apoyo económico a la Iglesia Católica. El Arzobispo Nouel había intercambiado correspondencia entre 1924 y 1926 con el Cardenal Hayes, solicitándole en alguna ocasión ayuda para la construcción del proyectado Faro a Colón, que se construiría en la Ciudad Primada de América .
 

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Venera de la Orden de San Lázaro perteneciente a Monseñor Nouel.

 
Tras una vida entregada al servicio de sus fieles y del pueblo dominicano en general, a la edad de 74 años, en la madrugada del 26 de junio de 1937, entregó su alma a Dios el Dr. Adolfo Alejandro Nouel y Bobadilla, Arzobispo de la Ciudad Primada de América, Presidente de la República Dominicana y Gran Cruz de la Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén. Sus restos mortales reposan, por expresa disposición suya, en el templo consagrado a Nuestra Señora de Altagracia, a la que tanta devoción profesó durante toda su vida.
(1)Conferencia de Víctor José Arthur Nouel pronunciada la noche del 17 de enero de 2005, en la Academia Dominicana de la Historia, en ocasión de conmemorarse el centenario del fallecimiento del Padre Carlos Rafael Nouel Pierret.
 
(2)Luís José Américo Prieto Nouel, “Arzobispo Adolfo Alejandro Nouel y Bobadilla y su Familia”. Instituto Dominicano de Genealogía, Volumen IV, Santo Domingo, República Dominicana, 1993, página 409.
(3)José Luís Sáez, S.J., “Documentos Inéditos del Arzobispo Adolfo Alejandro Nouel”, Tomo II. Editorial Archivo General de la Nación, Santo Domingo, D.N., 2008. Páginas 77 y 78.
(4)Francisco M. De las Heras y Borrero, “Diplomacia y Mundo Internacional en la Ciudad Primada de América”, Editora Listín Diario, Santo Domingo, República Dominicana, 2007. Página 46.
(5)La Cruz Pro Ecclesia et Pontífice fue instituida en 1888 por el Papa León XIII, mediante Carta Apostólica “Quod Singulari Dei Concessu” como condecoración de mérito para premiar actos a favor de la Iglesia y de la persona de Su Santidad.
(6)José Luís Sáez, S.J., “Documentos Inéditos del Arzobispo Adolfo Alejandro Nouel”, Tomo II. Editorial Archivo General de la Nación, Santo Domingo, D.N., 2008. Páginas 228 y 229.
(7)José Luís Sáez, S.J., “Documentos Inéditos del Arzobispo Adolfo Alejandro Nouel”, Tomo II. Editorial Archivo General de la Nación, Santo Domingo, D.N., 2008. Página 231.
(8)Luís José Américo Prieto Nouel, “Arzobispo Adolfo Alejandro Nouel y Bobadilla y su Familia”. Instituto Dominicano de Genealogía, Volumen IV, Santo Domingo, República Dominicana, 1993, página 413.
(9)Para profundizar en la historia de la Orden de San Lázaro recomendamos la documentada obra “El Hospital y la Milicia de San Lázaro de Jerusalén, Una Historia Polémica”, de José María de Montells y Galán. Sociedad Heráldica Española, Madrid, 1992.
(10)José Luís Sáez, S.J., “Documentos Inéditos del Arzobispo Adolfo Alejandro Nouel”, Tomo II. Editorial Archivo General de la Nación, Santo Domingo, D.N., 2008. Páginas 177 y 193
 

FUENTE: BLOG | Doce Linajes de Soria

“Institución de tanta antigüedad y nobleza, que no sé yo que haya en España que más lo sea” (Francisco Mosquera de Barnuevo)
 
 

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