El dilatamiento o la no sanción de leyes que favorecen el acceso a la información pública fue una de las conclusiones de la Reunión de Medio Año de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) celebrada en marzo 2013 en Puebla, México. Algunos gobiernos de América Latina alegan que los medios de prensa hacen oposición política en vez de dedicarse a informar y opinar. Ahora bien, la democracia se define como doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno y/o predominio del pueblo en el gobierno político del Estado. Dentro de esta interpretación la Democracia Informativa y Democracia Digital (Democracia Informativa y Digital – DIGI) no es una doctrina sino una forma de hacer periodismo y también de opinión.. No estoy inventando nada nuevo, basta consultar el internet. Quizás lo único nuevo serían las siglas y el enfoque informativo que se espera de la DIGI, contando con la buena voluntad de los gobiernos. Algunos países de América Latina tienen la Ley de Acceso a la Información Pública (RD la tiene) y otros no.
Son varios los factores e iniciativas que fortalecen la democracia en nuestro continente; no solo el quehacer político dentro o fuera del poder, los partidos reconocidos por los organismos electorales, los líderes políticos que los representan y la ciudadanía en general, dentro de lo cual también tiene cabida la DIGI. A mi entender, estamos ante la presencia de una “aberración mediática-informativa” de la democracia, que de manera consciente o inconsciente fomenta un “entorno socio-político” que la hace contradictoria y confusa ante la población, para no cruzar el semáforo en rojo. Es por eso también la queja de algunos gobiernos del continente contra la prensa independiente, de acuerdo a como sople el viento. Vistas las circunstancias, la puesta en práctica de la DIGI puede ser la diferencia desde el punto de vista informativo y de opinión. En tal sentido la SIP y la OEA pueden contribuir para que la Ley de Acceso a la Información Pública aplique en países donde no exista, entre otras metas u objetivos, de manera que no siempre la Declaración de los Derechos Humanos y/o Convención Interamericana de Derechos Humanos sean paño de lágrimas sino paradigma de soluciones. Esta es una de las maneras de allanar el camino para la puesta en práctica de la DIGI.
Es verdad que el acceso a la información pública facilita el desarrollo de la DIGI para promover un ambiente de convivencia informativa. Pero también hay que promover la interacción y renovación de todo lo informativo y/o visual para que el sector público sea más transparente y eficiente con la prensa y la ciudadanía. Logrado esto le sigue el proceso educativo que fomente los requerimientos e intercambios entre el sector público, la prensa y la ciudadanía para el logro de una democracia participativa a nivel de prensa, por lo que habría que revisar la Ley de Acceso a la Información Pública de manera que los resultados sean más completos y satisfactorios. Para comenzar hay que corregir la anomalía digital que se observa a nivel de partidos políticos reconocidos por la Junta Central Electoral (JCE), por un lado, y reactivar la publicación mensual de ingresos y egresos del gobierno en todos los medios, por el otro. El primer caso lo tratamos en: (a) “Partidos por el Fondo”, y (b) Democracia Digital” (Google).
El segundo caso tiene que ver con el Presupuesto de Ingresos y Egresos que prepara el gobierno todos los años. En República Dominicana era una práctica la publicación mensual de ingresos/egresos en los medios escritos, donde todo parecía estar claro. En lo particular entiendo que si esta práctica se reactiva no solo aplicaría al tema del uso de fondos públicos (en materia de gastos y obras) sino también para discutir temas como el déficit fiscal, para que no solo se interprete dentro Producto Interno Bruto (PIB) sino para conjugar la lógica del comportamiento económico que a veces resulta sorpresivo y desconcertante por la falta de vigilancia o transparencia…en sentido general. En estas fallas es donde tiene su radio de acción el Fondo Monetario Internacional (FMI) para imponer reformas que usualmente generan inflación, por lo que no es suficiente ni satisfactoria la mera información de los componentes del PIB en los medios de prensa, sin importar la fuente o el medio, si siempre damos vuelta y vuelta y no llegamos a ningún lado, ni miramos mas allá de lo que se está viendo, como si la democracia girara dentro de una tómbola. La DIGI puede contribuir en la dirección correcta dentro de una nueva visión periodística y de opinión.
Como dije antes, basta comenzar corrigiendo la anomalía digital de los partidos reconocidos por la JCE y las que se observan en los demás portales del tren gubernamental, seguido de un proceso educativo e informativo que permita a la población y la prensa interactuar con el sector público, y viceversa. Pero la DIGI no solo se desenvuelve dentro del sector público sino dentro de todos los sectores económicos y sociales, con voluntad, transparencia y firmeza, sin que esto signifique enfrentamientos o surgimiento de situaciones que de manera constante siguen alterando y entorpeciendo la libertad de prensa y libertad de expresión en América Latina, como alega la SIP. La democracia puede ser nacionalista o revolucionaria, con ribetes de derecha o izquierda, pero jamás paternalista o mesiánica, de patología dictatorial o sistemas que la contradigan, siendo nuestro caso el ideal republicano y democrático de Duarte, Sánchez y Mella, para no confundirlo con otro. Le sigue cada país con su patrón, pero que no la distorsione o malogre de lo contrario la prensa y la gente siempre estará vigilante.
Así como nadie (ni nada) está por encima de la ley tampoco por la democracia que la sustenta y aplica para penalizar transgresiones públicas y privadas. Aún así, la República Dominicana parecería un caso único que maximiza el sacrificio y deber patriótico y minimiza la impunidad que los debilita, algo que da en qué pensar si es que nos preocupamos por el bienestar de las futuras generaciones. En dictadura o democracia hay diferentes formas de reclamar, sufrir, llorar y morir, por lo que no hay que tirar una moneda al aire cuando se piensa en lo que más conviene a las futuras generaciones y al país. En dictadura o democracia también pagan justos por pecadores, todo depende del cristal con que se mire, hacia donde se quiera mirar, cómo se quiere mirar y a quién mirar o recordar, de acuerdo con los apetitos de la naturaleza humana. Los pecados en la tierra buscan el perdón en los cielos, dependiendo del pecador, los sinceros de arrepentimiento y no de apariencia.
Un objetivo básico de la DIGI es atenuar o erradicar el antagonismo entre gobernantes y gobernados mediante el intercambio, publicación y/o proyección de la información para una mayor transparencia de la democracia, desde el punto de vista informativo. De ser así seríamos más felices. Pero sobre todo hay que tener la mente abierta. En el caso de República Dominicana el Estado es dueño de la empresa Radio Televisión Dominicana, la llamada Voz Dominicana creada por José Arismendi Trujillo (Petán) en los años 50. El Estado se quedó con la mayoría de las empresas de la Era de Trujillo (1930-1961), entre estas el periódico El Caribe, el cual luego fue devuelto al señor Horacio Ornes Coiscou por sentencia judicial. Esto significa que el sector público puede tener sus propios medios de comunicación y promoción al igual que el sector privado lo que permite sacar mayor provecho al lenguaje político y empresarial sin que esto signifique antagonismo o imposición de una de las partes. En ambos casos la DIGI jugaría un papel estelar pues, al fin y al cabo, la democracia es un compromiso de todos.
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