(Parte I)
Es frecuente escuchar a los ciudadanos decir “yo no soy un indio” o “que yo no cambio oro por espejitos”; lo que muchos ignoramos es que en RD nunca ha existido la raza india a la que se referían los colonizadores desde la época del tal descubrimiento, si es que acaso se le puede llamar descubrimiento, pero esa fue la idea que se le vendió al mundo civilizado de oriente en aquella época y dicho así porque el occidente medio también era civilizado, aunque a la manera de los aborígenes Tainos, sin mencionar los aborígenes de la zona norte y sur del continente supuestamente descubierto.
Desde el contexto sociológico, no existen sociedades mejores ni peores que otras, solo diferentes, por ende, todas las civilizaciones independientemente del nivel de desarrollo deben ser respetadas, ese no fue el caso durante la colonización europea en esta zona del occidente.
Es un insulto, que por ignorancia de los españoles, la raza aborigen de las Islas Lucayas, hoy Bahamas y las islas caribeñas, fuesen llamados indios, esa es parte de la gran mentira histórica de Colón y los españoles, entonces más que ignorante Colón fue un mentiroso que a pesar de haber llegado a un territorio de hombres y mujeres semi desnudos los llamara indios, aun sabiendo que las civilizaciones en las tierras de oriente: India, Japón y China, hacia donde supuestamente se dirigía en busca de especias y oro eran civilizaciones avanzadas y ricas, por tal razón, es cuestionable que el almirante desconociera que no se encontraba en las tierras que buscaba, es posible que el almirante ignorara la situación en su afán por buscar especias y oro.
Muchos de nosotros somos rápidos en emitir juicios sobre nuestro pasado racial y sobre nuestra intelectualidad, pero somos incapaces de emitir juicios contra quienes han influenciado nuestro pasado ignorando que emitimos juicios sobre nosotros mismos, lo cual nos hace mayoritariamente una civilización de ignorantes en una era moderna.
Permitimos que los que dirigen la nación hagan lo que les da la gana a cambio de nada. En ese sentido, los aborígenes Tainos eran más inteligentes que nosotros porque al menos ellos cambiaban oro, el cual no necesitaban, por espejitos que era algo atractivo para ellos.
Esos espejitos que Colón les regalaba a nuestros aborígenes aun reflejaban las imágenes que el mismo Almirante escribió en sus diarios, de los cuales solo aparece la traducción del primer viaje, el mismo fue cedido a conveniencia del reinado español para que fuese traducido por el padre Las Casas, quien a mi parecer no miente en lo que traduce, pero no cuenta la verdadera historia de lo ocurrido, sencillamente porque lo que se le entregó al buen intencionado cura fue una redacción de una confabulación encubridora del descubrimiento de América, ya que dicho sea de paso, el Almirante poseía dos Bitácoras, una real y una falsa, en una de ellas mentía, y en la otra no sabemos si contaba la verdad, tal es el caso que los documentos originales no aparecen, tampoco aparecen los documentos de los otros tres viajes del Almirante, por lo tanto, se puede interpretar como falacias.
Gran parte de lo que narra el padre Las Casas en el Diario de Colón, el mismo padre las Casas lo cuestiona y en ocasiones se desvincula de las traducciones con expresiones tales como:
“eso dijo el Almirante o así lo dijo el Almirante”, lo que es equivalente a decir: “yo no estoy diciendo esto”. Además, existen documentos históricos “Pleitos Colombinos” que dan testimonio de que el Almirante era ambicioso e incongruente en sus declaraciones.
Con todo el respeto, me parece que los investigadores de la historia deben revisar esa parte de nuestro pasado, el notorio descubrimiento de América, y ser justo con nuestras civilizaciones al momento de escribir o de emitir juicios acerca de espejitos y botones a cambio de oro, porque a partir del segundo viaje el oro se cambió por las vidas de los aborígenes.
Se han preguntado ustedes ¿cuántos espejos trajo Colón al nuevo mundo? ¿Acaso iba Colón a un concurso de belleza con tantos espejos y botones para intercambiar? ¿Iba
Colón a negociar especias y oro con los verdaderos indios, chinos y japonés o acaso iba Colón a descubrir tierras en donde negociaría espejitos y botones?.
Así sucesivamente podríamos formularnos otras preguntas, el caso es que los aborígenes han sido categorizados como tontos; y por el contrario, los ciudadanos que vivimos en el mismo terruño en el que vivieron los Tainos pretendemos no serlo, pero dudo que sea así porque me parece que luego de la colonización pocos se han interesado por conocer nuestra verdadera historia y peor aún por enderezarla.
Entonces pregunto: ¿por qué no aprendemos de nuestro pasado?
Respondo: “probablemente porque no lo conocemos debido a que el mismo ha sido adulterado a través de la historia”.
Nuevamente pregunto: ¿Pero y qué si nuestra historia no ha sido cambiada?
Respondo: “entonces eso significa que hemos sido manipulados por sociedades que influenciaron el curso de nuestro futuro, por eso sugiero que investiguemos antes de emitir juicios que pueden ser perjudiciales por generaciones, siglos y tal vez milenios”.
Es injustificable que 500 años más tarde nosotros, los supuestamente civilizados e inteligentes, sigamos llamando indios a esa raza de gente noble llamada Taino. Sugiero respeto para nuestros aborígenes porque al mismo tiempo nos respetaríamos nosotros mismos.
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