Por Emiliano Pérez Espinosa
Nueva York.- Mercedes Sosa nos deleitó con una canción que dice: “En la vida todo cambia, cambia lo superficial, cambia también lo profundo, cambia el modo pensar, cambia todo en este mundo…”.
Por otro lado, Charles Darwin proclamó: “En el proceso de la evolución de las especies, no sobreviven las más fuertes, sino aquellas que mejor se adapten a los cambios”.
Alguien aseguró que lo único permanente es el cambio y los fieles, religiosos, y creyentes responden: “Además del cambio, lo único permanente es Dios”.
El Partido de la Liberación Dominicana, la institución política más avanzada con la cual cuenta la República Dominicana, se encuentra concentrada en su 8vo Congreso; y desde todas sus estructuras retumban voces que exigen cambios; algunos piden cambios “pa’lante”, otros “pa’tra”, hay quienes promueven cambios hacia la izquierda, algunos a la derecha, sin faltar quienes proponen cambiar hacia arriba, unos pocos hacia abajo, pero todos pedimos cambios.
Francis Bacon (1561–1626), vivió en una época de puros cambios mundiales, pero cuando participó en el proyecto de nación de lo que hoy es el Reino Unido o Inglaterra, pronosticó que el cambio más importante que se podría producir en ese país era tener un plan para la formación de sus cuadros técnicos profesionales y la aplicación del método científico que hiciera posible el desarrollo de esa gran nación y lo lograron.
El gran cambio que produjo Rene Descartes (1596–1650) en la filosofía post Socrática descansa en haberle regalado a la humanidad el Discurso del método, cambio y condición que ha permitido el desarrollo de las ciencias y la tecnología.
El economista neoyorquino Daniel Bell, escribió un libro titulado la sociedad post industrial en el que argumenta y demuestra la importancia del capital humano como fuente real del cambio en el siglo XXI; él postula: “En la sociedad post industrial la riqueza más importante que puede tener un país, además de sus recursos naturales, son sus recursos humanos bien instruidos, capacitados y bien adiestrados”.
Todos los dominicanos, incluyendo nuestros adversarios, reconocen que el gran cambio que Juan Bosch produjo en la política dominicana fue construcción del PLD, hecho que vino acompañado con una escuela de formación de cuadros políticos y la aplicación de los métodos de trabajo para todas sus actividades. Ese procedimiento ejemplar no había sido nunca visto antes en la República Dominicana.
Soy de opinión que el cambio más importante que se debe producir a lo interno del PLD, es la restauración de la educación política y la formación de cuadros políticos, la cual debería ser continua y obligatoria a todos los niveles del PLD, como prerrequisito obligatorio para poder ser parte de las estructuras dirigentes del partido. Además, de la reinstauración de los métodos de trabajo del PLD en todas las actividades partidarias, a todos los niveles.
Compañeros, ¡estamos de acuerdo con los cambios!, pero ¡con los cambios hacia lo correcto!, ¡cambios hacia lo bueno!, ¡cambios hacia las cosas necesarias e imprescindibles!; ¡cambios hacia el rescate de la educación política y la aplicación de los métodos de trabajo del partido!.
Creo que sería la mejor cirugía reconstructiva que le podríamos hacer el PLD en este 8vo Congreso, para rejuvenecerlo y ponerlo como un teenager de la política dominicana.
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