Ruido vs. música, la salud, el corazón

cesar medinaPor César Medina /http://www.listindiario.com
lobarnechea1@hotmail.com

Cuando veo en las estadísticas europeas que Madrid está entre las ciudades más ruidosas del mundo, no puedo dejar de pensar en Santo Domingo y recordar la chatarrería vehicular, el motoconchismo, los bocinazos, los vendedores ambulantes, el alboroto de la gente, la vocinglería callejera y la bachata a mil en el colmadón de la esquina.
Y entonces me convenzo que por aquí no ha venido nadie jamás a medir los niveles de decibelios tolerables en el ser humano antes de enloquecer o que simplemente los dominicanos estamos hechos de un material especial capaz de adaptarse a todos los ambientes y circunstancias inimaginables.
En el mundo civilizado se considera que la contaminación por ruido altera la capacidad cognitiva del ser humano, afecta notablemente el estado anímico de la gente y eventualmente puede conducir a la pérdida del raciocinio y llevar a la locura, una patología de la mente que con el avance de la ciencia puede tratarse de forma ambulatoria siempre y cuando su base causal no habite en el entorno vital del paciente.
O sea, que la locura causada por el ruido ambiental no tiene cura hogareña y cuando el paciente “fuga” hay que apelar al primitivo procedimiento del cepo, de la camisa de fuerza y del shock eléctrico… O amarrar al loco con cadena…
Porque dicen que no hay cosa que tenga más fuerza que un loco.
Llama la atención que Madrid aparezca ranqueada entre las tres ciudades más bullosas de Europa durante el 2012… Porque en comparación con Santo Domingo, la capital española viene siendo algo así como un monasterio de papas jubilados en el profundo recogimiento de la Semana Santa.
En las calles de Madrid muy rara vez se escucha el claxon de un vehículo y resulta impensable la bachata en el colmadón. Primero porque no existe el colmadón, y la bachata se reserva al bailongo del fin de semana en una disco de Cuatro Caminos, a puertas cerradas.
Golpetea el corazón…
Esa bachata a todo volumen o el rapero Miguelón con su cachucha de medio lado en permanente contorsión a golpe de contrabajo, llegan directos al corazón atormentado del hombre de trabajo que llegó a su casa al final del día con una carga emocional insoluble.
¿…Dormir? ¿Cómo? Con ese ¡tum, tum, tum! incesante del colmadón de la esquina. ¡Joder…Y no amanece!
De ahí a la tragedia media un solo paso… Porque ese padre de familia en problemas probablemente esté abrumado por el estrés de una cotidianidad aburrida y sin solución, con una pistola debajo de la almohada que ya a las 2:00 de la madrugada, sin poder dormir nada, se siente dura como una piedra…
Mandar silencio es una osadía entre cuchumil borrachos con sus hembras, después de cinco potes ó 27 cervezas jumbo, cuando los guardias del Cefa parecen bomberos y los policías guachimanes.
En semejante escenario, que se repetirá la noche siguiente y la otra y la otra… lo mejor es hacerse el loco. O mejor, ponerse loco…
Por eso en este país a nadie se le ocurre venir a medir tolerancia de decibelios.
El doctor Atallah
El doctor Víctor Atallah colocó en su cuenta de Twitter un bonito mensaje sobre ese fenómeno que reproduzco aquí porque en su condición de cardiólogo ñy de los muy buenosñ nadie mejor que él sabe de los efectos nocivos de la contaminación por ruido:
“El ruido enmascara, oculta, distrae de la música.
Si le ponemos atención al ruido, ruido oiremos, ruidos nos darán… Más, si nos enfocamos en la música, si hacemos que baje el ruido, música oiremos, música nos tendrán que dar.
Mientras persigamos escándalos, en vez de propósitos, escándalos del día tendremos.
Ellos que persiguen sus propósitos personales, pondrán escándalos convenientes, ocultarán sus escándalos, y se llevarán nuestros propósitos de humanidad.
El escándalo debe despertarnos, no dormirnos, más nos duermen con escándalos seleccionados. Es que como hay música para dormir, hay escándalos para dormir, confundir, entretener…
Que el propósito de humanidad nos lleve a hacer escándalo, el ruido suficiente para que se oiga, se persiga, se tome en cuenta y se logre.
Repite conmigo: No dejaré que el escándalo dirigido de un día me aleje de perseguir, mantener y conseguir propósitos de humanidad…
¡Hagamos juntos este día lo mejor para todos!
Ilustrar con fotos de Dr. Víctor Atallah, Escudo de España, una calle de Madrid, una calle de Santo Domingo llena de vehículos y motores…

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