POR ALEJANDRO SANTANA.
Sobre el problema del PRD se ha escrito mucho, ha habido muchas opiniones, desde fuera y desde dentro, ellos han estado en la palestra pública debatiendo sus problemas, han sido recalcitrantes, y ha primado en ellos su condición de dueños absolutos.
Por eso a los ojos de muchos analistas, han sido recalcitrantes, todos se han creído los dueños, se han sentido dominantes y lo que han debido dilucidar a la interno lo han sacado a la palestra pública, han estado dando un mal ejemplo.
Un partido donde hay tantos hombres y mujeres con capacidad suficiente para entender que el razonamiento lógico indica que para entenderse, hasta en el seno familiar hay que despojarse de apetencias.
Pero hay quienes dicen que lo que comienza mal, mal termina, y lo sustentan en el hecho de la historia política de la formación de esa organización política nacida , cargada de desavenencias, lo que fue concebido como la “esperanza del pueblo dominicano”, en la cual el pueblo siempre forjó sus esperanzas libertarias, sus anhelos de libertad, de progreso de un mañana mejor para todos ,ha dejado de ser.
“Primero la gente”, quedo atrás, para dar paso a las apetencias de grupos radicales, recalcitrantes, y dominantes que han entendido que tienen el dominio absoluto de una organización de arraigo pupular.
Lo que se diga de ellos como organización, todos lo saben, lo entienden, saben que estar debatiendo en público les hace daño, que ser irracionales para ponerse de acuerdo es dañino, que unos y otros creerse los dueños es dañino.
Pero siguen enfrascados en esa guerra de intereses, donde todos quieren ser los que dirijan, desconociendo que también para el buen desenvolvimiento de la democracia, también hay que dejarse dirigir.
Es posible, que haya grupos desde fuera que los quieren ver fraccionados en mil pedacitos, en secciones que no se puedan recomponer.
Pero al pueblo eso no le conviene, no haríamos nada con un partido poderoso, fraccionado, al pueblo, a la democracia le conviene que sus instituciones sean solidas, poderosas y los partidos son de esas instituciones que deben solidas poderosas y creíbles.
Hoy muchos entendemos que estamos asistiendo a un acto fúnebre donde un partido tendrá que colocar en su puerta principal, las palabras que identifican a nuestros muertos, ¡EPD!. Y eso sería doloroso y hasta peligroso para nuestra democracia política.
La pluralidad política, es el sostén de la democracia, mas en un país donde hemos tenido malas experiencia con el dominio de un solo partido, de una corriente única del pensamiento.
No sé si sería oportuno pedir a los “miguelitos, a los pepehachistas, que depongan sus apetitos, que dejen sus intereses personales y piensen en la mayor fuerza política que tenemos, que necesita seguir viva.
Lo expreso de ese modo, porque sé que hacer que se entiendan las personas con mucha capacidad, donde todos creen tener la razón es imposible hasta para el Cardenal de la República.
Pero entiendo que no estaría de más desde mi humilde condición de embadurnador de cuartillas, hacer esa petición en nombre de un pueblo que ellos han jurado defender hasta la saciedad, y que son artífices de las libertades que hasta ahora hemos logrado.
Por favor que las siglas de su partido no sigan siendo, ¡Palestra, Recalcitrantes y Dominantes!, que retornen a su verdadera esencia! Partido Revolucionario Dominicano
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