Cuando el comité de fiestas culturales del distrito municipal de El Barro de la Provincia de Azua de Compostela, propuso la coronación de la señora Oliva Ramírez de unos 105 años de edad, todos estuvieron de acuerdo, primó la honestidad.
No ha habido revuelos, no ha habido quejas ni disidencia en esa escogencia, los atributos que permitieron esa coronación, fueron la honestidad, la familia, el trabajo, la dedicación familiar y la larga vida útil de la hoy reina por siempre.
Acostumbrados a los escándalos en las escogencias de reinas, hoy se rompen esas disidencias, todos de acuerdo, doña Oliva Ramírez, la reina de todos , la reina de la honestidad, del consenso .
La reina que ha sido admirada hasta por quienes vivimos a distancia de esa comunidad donde se produce el más noble acto de justicia, la coronación de una anciana, trabajadora, guía familiar, querida de todos; se envía un mensaje a la sociedad, “esos ejemplos deben ser premiados”.
Y en demostración de que aún conserva sus habilidades, recibe su coronación entre anécdotas , chistes y canciones, demostrando que junto a tantas cualidades que la adornan, la cultura es una de ella.
Se corona cantando una canción que podría ser su despedida, pues recibe su cestro y corona cuando huele a muerta, pues a esa edad es lo único que se espera con alegría.
¡Vengo a decirle adiós a los muchachos, porque, pronto me voy para la guerra, y aunque valla a pelear en otras, tierras, voy a salvar mis derechos, mi patria y mi honor!
Ya, yo me despedí de mi adorada, y le pedí por Dios que nunca llore, que recuerde por siempre mis amores; canción que en los finales de los sesentas, popularizó el inquieto anacobero de Borinquén, Daniel Santos.
Sin que se tomara en cuenta, ella también se despide y lo hace cuando un comité de fiestas culturales, se atrinchera en la honestidad para coronarla como la reina de El Barro.
Una acción que sin lugar a dudas debe ser registrada en el libro de los records, Guinnes, coronada a los 105 años, por sus aportes a la unificación familiar, fue madre, padre y guía de su familia en ausencia de un marido irresponsable.
Son de los atributos o grandezas que adornan a nuestras mujeres campesinas, honestidad, una especie en peligro de extinción, trabajadora, temple de mujer que el arduo trabajo ni los rigores de los años han logrado quebrar, pues aun mantiene el patio de su casa limpio.
Oliva, es mi reina, es la reina de todos, no solo la reina de El Barro , debe ser la reina de los records Guinnes, y el comité que la ha elegido merece un gran reconocimiento.
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