JUICIO Y MADUREZ POLITICA


Por Carlos J. Vidal Lassis
El buen discernimiento, el buen juicio, es una cualidad propia de las personas maduras. Lógicamente, la madurez viene de un proceso de vida y crecimiento en toda persona mentalmente sana. Lamentablemente no existe una norma, ni garantía de que ese proceso se manifieste en todos por igual; unos maduran a un paso diferente y no puede evitarse que muchos adultos lo hagan muy lentamente, agudizándose su condición por los agravantes que la misma condición de inmadurez les acarrea.
La madurez puede desarrollarse en algunos aspectos de la personalidad y en otros poco o nada, dependiendo de las “mundologías” o experiencias de cada persona.
La política es fácilmente un claro indicador de cuál es nuestra capacidad de discernimiento en la cuota de sentido común que mostramos en las distintas situaciones e incidencias propias de esa parte del quehacer humano. Esto, independientemente de que, aun se tenga la madurez suficiente y la lucidez necesaria, no se tenga una buena guarnición de valores humanos y sentimientos patrios; donde lo que se busca es el egoísta y anti comunitario beneficio personal. Cosa común pero no absoluta, es decir, no todos somos así, hay muchos con genuino interés en el bienestar común.
Un buen ejemplo es la reciente artimaña del “comunicador” santiaguero con la Primera Dama, la Dra. Margarita Cedeño de Fernández, candidata a la Vicepresidencia por el Partido de la Liberación Dominicana, PLD. Algunos se hicieron eco de inmediato y decidieron difundir a través de los correos electrónicos el malsano mensaje sin antes detenerse a pensar sobre lo que se estaba “denunciando” y en cual contexto en que se hizo, ni pensaron en las motivaciones que podrían tener quienes originaron esa gran mentira. Mentira claramente comprobada.
Algunos le dieron rienda suelta a su apetencia personal de que algo así fuera cierto, enviando correos masivos, escribiendo en protesta confirmando algo que no se tenía toda la información, ni las pruebas, sin pensar un momento en el daño que se estaba haciendo. Solamente una mente inmadura actúa de esa manera, porque eso le convendría al candidato de su preferencia o simplemente porque quizás posean la misma condición moral de los autores.
No es la primera vez, ni es el único caso. Continuamente se verifica esa oleada de correos basados en infundios y artimañas en las que muchos caen como inocentes mariposas y otros los continúan a sabiendas de la mentira pero por las más bajas de las razones egoístas e inmorales.
Hay que insistir en la necesidad de que pensemos disciplinadamente, que aprendamos a indagar, que nos revisemos continuamente en los valores que le dan sustentos a nuestra forma de pensar, que evitemos confundir nuestras inconveniencias personales con las que nos afectan de manera generalizada y como las soluciones de una no son las soluciones de la otra.
La Republica Dominicana necesita un gobierno con un liderazgo realmente comprometido con la integridad del país y la realización del ideal de Duarte y de Bosch y de Hostos. Actualmente las opciones son bien claras y solo requiere una buena cuota de “Sentido Común” para ver cuál es la opción que está más cercana a esa gran necesidad de la nación.
La ciudadanía empoderada podría asegurar que ese acercamiento del próximo gobernante a dichos ideales se haga una realidad si se integra, organiza y comienza a pensar con la cabeza, no con los bajos razonamientos propios del fatídico egoísmo.
Las comunidades necesitan desempeñar su papel ejerciendo un buen juicio de la realidad que le rodea, identificando claramente sus problemas de manera colectiva y participativa y haciéndose representar por los que demuestren en su actuar más que en su hablar, el genuino interés de buscar soluciones para la patria.
¡Maduremos!

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