
Oppenheimer presentó la obra ayer en la capital y hoy lo hará en el auditorio de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, en la provincia Santiago.
El texto recoge la experiencia de paÃses que han invertido en la educación, la ciencia y la tecnologÃa, como China, Singapur, Suecia, Finlandia, y que han logrado un mayor rendimiento económico y desarrollo social.
Oppenheimer opinó que América Latina debe dejar de mirar el pasado y concentrar sus esfuerzos en el futuro, en la innovación.
Recomienda la integración de los sectores sociales en un movimiento que presione hasta alcanzar más apoyo a la educación. “El libro no es un lamento, es bastante ameno. Cuenta muchas anécdotas y también aspectos positivos que ocurren en América Latinaâ€, dijo.
La sociedad tiene el poder de mejorar la Educación si se reúne en movimientos sociales para presionar por una mejor calidad de la enseñanza en las escuelas y las universidades, planteó el periodista y escritor argentino Andrés Oppenheimer.
Oppenheimer observó que optimizar la enseñanza no es sólo cuestión de dinero. Indicó que hay paÃses que gastan mucho más que otros y tienen una educación mucho peor.
Puso como ejemplo a su propio paÃs, Argentina, que invierte el 6% de su producto interno bruto en Educación y en los test internacionales sale malparada.
Un caso contrario ocurre en China, explicó, que invierte el 2.5% del PIB y tiene puntuaciones en calidad mucho más altas. “Lo ideal es que vaya a la par el crecimiento con la calidad. Sin calidad educativa no tiene sentido gastar dinero en Educaciónâ€.
Y los empresarios son fundamentales en esa lucha: “Si ese sector no se reúne y hace una organización con metas concretas, reclutan a los dueños de los medios de comunicación y la gente más mediática, deportistas, artistas, conjuntamente para poner la educación en la agenda polÃtica y para presionar, entonces nunca se va a avanzarâ€, afirmó.
Opina que la solución no vendrá de los gobiernos, porque piensan en plazos electorales de cuatro o seis años y los frutos de la inversión en calidad educativa se observan en 15 años. Oppenheimer habla desde su experiencia tras visitar varios paÃses que han logrado su desarrollo porque concentraron sus esfuerzos en educar a su gente e invertir en la ciencia y la tecnologÃa.
Los resultados de esas vivencias Oppenheimer los recoge en su libro “¡Basta ya de historias!, la obsesión latinoamericana con el pasado y las doce claves del futuroâ€. De ese tema conversó ayer con los directores de Multimedios del Caribe, Osvaldo Santana, y de El Caribe, Manuel A. Quiroz, en el marco del almuerzo de Multimedios del Caribe.
Recomendó que se formen movimientos empresariales, cÃvicos y sociales para presionar por la calidad educativa, por el contenido, no por el porcentaje económico que se le asigne.
Abogó porque los paÃses de América Latina se enfoquen en mejorar los resultados de los exámenes internacionales, aumenten el número de dÃa por año que ofrecerán de clases, aumenten las evaluaciones de los maestros para que solo los más capacitados ejerzan esa profesión. “No solo la cantidad, sino la calidad de la educaciónâ€, agregó.
Insistió en la efectividad de los movimientos sociales para presionar a los gobiernos y a los sindicatos para una mejora de la calidad educativa. En el libro detalla la situación que ocurrió en Brasil, donde se reunieron los empresarios, figuras mediáticas como futbolistas y artistas, para presionar al gobierno y a los sindicatos en pos de una mejor enseñanza.
“Significa presionar por un año escolar más largo, por evaluación de maestros, por pago a los maestros en función del mérito en el aula y no solo por la antigüedad, presionar para capacitación de maestros, para directores de escuelas, todo eso es calidad educativaâ€, puntualizó. Oppenheimer miraba el tÃtulo de su libro y reconocÃa que es bastante provocador.
Sonrió satisfecho porque precisamente es el objetivo del texto: sacudir un poco la forma de pensar de los latinoamericanos. “Para mi gusto, estamos demasiado enfocados en el pasado y demasiado poco enfocados en la educación, la ciencia, la tecnologÃa, la innovación, el futuroâ€, agregó.
Dijo que los paÃses de América Latina están obsesionados con el pasado y guiados por la ideologÃa, mientras que estos paÃses asiáticos están guiados por el pragmatismo y obsesionados con el futuro. Como ejemplo narró una anécdota que vivió en Singapur.
Cuando llegó a ese paÃs y vio su moneda observó que el billete tiene la imagen de una universidad con un profesor y estudiantes, además, estaba inscrita la palabra educación. En contraste con las papeletas de América Latina, según observó, que tienen los próceres de la independencia. “Ellos tienen el futuro, la educación… es fascinante. Nosotros estamos mirando hacia atrásâ€.
Oppenheimer no se niega a que se rescate la historia o se discuta el pasado, que es un tema que le apasiona. Pero cree que a América Latina se le ha ido un poco la mano con ese tema y que debe hablar más del futuro, de la educación, de la ciencia y la innovación.
Entiende que muchos paÃses latinoamericanos son muy jóvenes y necesitan tener realidades o mitos cohesivos para darse una identidad y para funcionar mejor como paÃs, pero cree que ya han pasado 200 años de independencia, tiempo que considera suficiente como para que sean más crÃticos y estar más consolidados.
“Debemos concentrarnos muchÃsimo más en el futuro de lo que estamos haciendo porque estamos viviendo la época de la economÃa del conocimientoâ€.
Oppenheimer dijo que hoy dÃa un programa de computación vale más que un montón de materia prima. Para ilustrarlo explicó que menos del tres por ciento de lo que se paga por una taza de café retorna a las manos del productor, 97% restante va los ingenieros, al marketing, la publicidad, todos ellos integrantes de la economÃa del conocimiento.
Tomando a la República Dominicana como ejemplo, apuntó que aquà se producen vestimentas de afamadas marcas y menos del 10% del beneficio que produce su comercialización se queda en el paÃs, el 90% se distribuye al ingeniero textil que hizo el color, al diseñador del logo y al que ideó la campaña de publicidad.
“La República Dominicana, como otros paÃses, tiene que preguntarse de qué lado quiero estar: del lado de los que producen el 10% de la camisa de marca que se vende en Estados Unidos o quiero agregarle valor a esa camisa, hacer que mis ingenieros textiles inventen el color, hacer que mis diseñadores se inventen el loguito y quedarme con 50% o 70% del valor de esa camisaâ€, puntualizó.
Añadió: “Para llevarnos la mayor tajada debemos mejorar la calidad de la educación, crear gente más capacitada, más cientÃficos, más técnicos, más ingenieros y una clase profesional mucho mejor capacitada.
Eso es lo que más ayuda a crecer y a reducir la pobreza, porque los paÃses que más están reduciendo la pobreza son los que más están invirtiendo en la educación, en la ciencia y la tecnologÃaâ€.
Un caso lo compone Finlandia, que sale número uno en los ranking internacionales. Su esfuerzo es en la educación. De su experiencia en ese paÃs de Europa del norte explica que allà un maestro tiene un estatus social muy alto y que sólo llegan a ejercer esa profesión los que han logrado una formación académica exquisita.
Lo mismo pasa en China y en India, dice, donde los maestros son compensados en la medida que logran la excelencia de sus alumnos, lo que llama “meritocracia educativaâ€.
En América Latina no todo es malo. Openheimer resalta que hay paÃses donde se hacen esfuerzos interesantes como China, Brasil y Uruguay.
Recomienda la internacionalización de las universidades. En el libro describe lo que ocurre en China.
Gobiernos diferentes pero similares propósitos
Andrés Oppenheimer destacó que los paÃses que han incrementado su desarrollo tienen gobiernos muy diferentes, pero comparten su proyección al futuro, la concentración en la educación, la ciencia y la tecnologÃa.
Para escribir su libro “¡Basta de historias!†visitó paÃses tan disÃmiles como la dictadura de derecha de Singapur, la dictadura comunista de China, y paÃses capitalistas como Estados Unidos y Australia, o socialdemocracias como España y Chile. Dice que cuando pone de ejemplo a China no se refiere ni está defendiendo su modelo de gobierno, que lo califica como una dictadura espantosa que no desearÃa para ningún paÃs.
En su libro hace una crÃtica muy fuerte al régimen polÃtico de Singapur. Para todos los casos enfatiza que sólo se refiere al tema especÃfico de la educación, la ciencia y la tecnologÃa. “Creo que se puede extraer cosas buenas de un paÃs sin asumir su modelo polÃtico, se puede aprender.
No es una cuestión de polÃtica, sino de ideologÃas. Porque Chile y Singapur son paÃses que no tienen nada en común.
Algunas son dictaduras, otras, democracia. Tienen en común una obsesión con la educación, una visión periférica, viven mirando qué están haciendo otros paÃses en el mundo, qué pueden adaptar y qué pueden mejorar; tienen en común una obsesión con el futuro y no una fijación con el pasadoâ€.
En cuanto a Cuba se expresa escéptico sobre qué tanto ha logrado ese paÃs en materia de educación y duda que su calidad sea tan excelente como algunos han considerado.
De las acciones que ha emprendido esa isla aplaude que llevara la educación a todo el pueblo, dice que la masificación ha sido exitosa. Para alcanzar esa meta, dice que a Cuba le ha favorecido que su régimen polÃtico cuente con representantes en las comunidades que le ayudan a identificar a quienes no están alfabetizados.
Pero cree que en general la educación es bastante pobre. Señaló que ese paÃs no tiene una universidad en la lista de las mejores 200 del mundo, ni participa en los exámenes más importantes de educación. “Por algo será que Cuba no participa, porque tiene miedo de salir malparados. En patentes está malparada, es inexistente en comparación con otros paÃses y es un mal de América Latinaâ€.
Se refiere también a Corea del Sur, que es un paÃs geográficamente pequeño, que hace 50 años era mucho más pobre que Argentina, Chile, México, con un producto interno bruto per cápita equivalente al de Honduras.
Sin embargo, hoy registra 8,800 patentes al año en Estados Unidos, mientras que el paÃs más avanzado de América Latina en ese aspecto, Brasil, sólo realiza 100 patentes al año, México 65 y Argentina 45.
“Hoy dÃa Corea del Sur tiene el doble de nuestros ingresos per cápita porque se han concentrado en invertir en la educaciónâ€, concluyó.
Experiencia
“Al presentar los ejemplos de estos paÃses quiero provocar un poco, que la gente diga si estos pudieron avanzar tanto, crecer tanto y reducir la pobreza tanto, algo bien estarán haciendoâ€, expresó sobre su nuevo libro.
Oppenheimer es columnista del periódico The Miami Herald, analista polÃtico del noticiario CNN en español y conductor del programa de televisión “Oppenheimer Presentaâ€.
Estudió Derecho en la Universidad de Buenos Aires y luego obtuvo una maestrÃa en periodismo de la Universidad de Columbia, Nueva York.
Es el autor de los libros Cuentos chinos, Crónicas de héroes y bandidos, Los Estados Desunidos de Latinoamérica, México en la frontera del caos y La hora final de Castro. Entre los premios que ha recibido está el premio Pulitzer en 1987.
Por http://www.elcaribe.com.do
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