Fuente: Periodico ArmarioLibre.com
por Wilson Gómez RamÃrez
El padre Miguel Fuertes se incorporó a la comunidad barahonera en la primera década del siglo XX, especÃficamente en 1909, luego de ejercer su misión sacerdotal en Sudamérica y Panamá hasta llegar al Caribe.
Su apasionada vocación religiosa la combinó con su particular interés por la ciencia botánica, por lo arqueológico y por la mineralogÃa, encontrando en la Región un atractivo campo para dar libertad plena a su espÃritu sensible de investigador de la naturaleza.
Se vinculó estrechamente a la feligresÃa barahonera y cuidó celosamente la ribera del rÃo Yaque del Sur, desentrañando plantas nativas de la zona, logrando sumar unas 35 de estas del herbario nacional al mundo botanista.
El presbÃtero Miguel Fuertes puso en relieve la flora dominicana al investigar y coleccionar decenas de plantas que, con el tiempo, ocuparon importantes espacios en prestigiosos museos del mundo.
Este consagrado ser humano hizo un trabajo educativo que ha trascendido en el tiempo, hasta hacerse acreedor del mayor tributo colectivo del pueblo de Barahona, que admira su labor pastoral, y se impresiona ante su esmero por preservar el medio ambiente, adelantándose de manera ventajosa a los tiempos.
Este excepcional pastor, figura en trascendentes acontecimientos de la vida barahonera. Es él quien informa a las autoridades nacionales acerca de la existencia de la piedra semipreciosa que, a partir del 1974, el mundo conoce como “larimarâ€, hecho que acontece en la segunda década del pasado siglo.
Se integró con pasmosa humildad a los obreros que realizaron los trabajos de construcción de la carretera internacional que bordea la frontera con HaitÃ.
El Padre Fuertes colaboró con el presidente Adolfo Alejandro Nouel mientras éste ejerció el alto cargo del Presidente de la República en Barahona, entonces Residencia Oficial del Poder Ejecutivo, y le acompañó en el viaje al extranjero que realizara el Monseñor, tras su renuncia.
Figuró entre los promotores de la primera biblioteca, abierta al público, de Barahona denominada “Apolinar Perdomoâ€, en homenaje a este ilustre poeta e intelectual de Neyba, en 1921.
Un amplio espacio está reservado en el anhelado Museo de Barahona para exhibir allÃ, con sano orgullo, el gran aporte de este ejemplar párroco de nuestro pueblo, quien falleciera a la temprana edad de 55 años, el 4 de mayo del 1926, y cuyas cenizas son celosamente cuidadas en una bóveda localizada en la vieja iglesia Santa Cruz, de la calle Jaime Mota.
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